Nuestras Opiniones
Entender la economía global del cuidado
La economía mundial del cuidado, que abarca todo el trabajo de cuidado remunerado y no remunerado, desde el cuidado de niños y ancianos hasta el apoyo a las personas con discapacidades, se reconoce cada vez más como un pilar fundamental del desarrollo económico y social. A pesar de esta importancia, el trabajo de cuidado ha estado infravalorado y subfinanciado durante mucho tiempo, y con frecuencia se lo considera la columna vertebral invisible de las economías. Ahora, los cambios demográficos, como el envejecimiento de la población y los cambios en las estructuras familiares, combinados con la creciente conciencia sobre las desigualdades de género en el trabajo de cuidado, están situando la economía del cuidado con firmeza en la agenda mundial. Para los donantes y los consultores de la economía del cuidado, invertir en la economía del cuidado no es solo un imperativo moral sino una necesidad estratégica.
¿Qué es la economía mundial del cuidado
La economía del cuidado abarca todos los servicios y apoyos que permiten cuidar a las personas en todas las etapas de la vida. Incluye los servicios formales, como guarderías, escuelas, hospitales y hogares de ancianos, así como la prestación de cuidados informales por parte de los miembros de la familia en el hogar. Este sector es la columna vertebral invisible de la sociedad: cuando hay guarderías de calidad para niños y ancianos, otros miembros de la familia pueden trabajar y las economías prosperan. Sin embargo, históricamente, la economía del cuidado ha estado fragmentada e infravalorada, y las familias a menudo tienen que gestionar el cuidado por sí mismas. Al reconocer y fortalecer este sector, podemos transformar la carga que supone el cuidado individual en servicios organizados que beneficien a todos.
Argumentos a favor de la inversión en la economía del cuidado
A medida que el mundo busca un crecimiento equitativo, la inversión en la economía del cuidado está demostrando ser un poderoso catalizador para el progreso económico y social. Hay varias razones de peso para que los donantes amplíen la financiación en este sector:
- Impulsar el empleo y el crecimiento económico: La inversión en servicios asistenciales crea millones de puestos de trabajo y estimula un amplio crecimiento económico.
- Promover la igualdad de género: la expansión de los servicios de cuidado permite que más mujeres participen en la fuerza laboral y ayuda a reducir las brechas de género en el empleo y los ingresos.
- Mejorar el bienestar social: Los servicios de atención de calidad para niños, personas mayores y personas con discapacidades mejoran la salud, la educación y el bienestar social en general, al tiempo que reducen los costos sociales futuros.
- Prepararse para el cambio demográfico: A medida que la población envejece, invertir ahora en infraestructuras para el cuidado de personas mayores y en una fuerza laboral capacitada ayudará a las sociedades a satisfacer las crecientes necesidades de cuidado sin sobrecargar a las familias.
Género y trabajo asistencial
En todo el mundo, las mujeres realizan la mayor parte de los cuidados, a menudo a expensas de sus propias carreras. Muchas abandonan la fuerza laboral o reducen sus horas de trabajo para atender a sus hijos o familiares ancianos en ausencia de servicios de apoyo adecuados. Incluso cuando las mujeres asumen trabajos de cuidado remunerados (como la enfermería, la enseñanza o el trabajo doméstico), estos roles tienden a ser mal remunerados y carecen de oportunidades de ascenso, lo que refleja que la sociedad tradicionalmente ha infravalorado el «trabajo femenino». Invertir en la economía del cuidado es una forma directa de cambiar esta realidad. Cuando hay servicios asequibles de cuidado de niños y ancianos, más mujeres pueden buscar oportunidades de educación y empleo. Y cuando los trabajos de cuidado se profesionalizan y se compensan de manera justa, la fuerza laboral predominantemente femenina de este sector se beneficia con ingresos más altos y mejores condiciones laborales. En conjunto, estos cambios ayudan a cerrar las brechas de género en el trabajo remunerado y no remunerado, promoviendo la igualdad y las oportunidades económicas para las mujeres.
El papel de los donantes y los consultores de economía asistencial
Tanto la financiación como la experiencia son esenciales para aprovechar el potencial de la economía del cuidado. Los donantes (gobiernos, agencias de desarrollo y fundaciones) pueden tener un impacto transformador al priorizar los proyectos de cuidado en su financiación. El apoyo a iniciativas como los programas de guarderías asequibles, la capacitación de cuidadores o la mejora de los centros de cuidado de ancianos aborda las necesidades urgentes y demuestra que el trabajo de cuidado es una inversión inteligente.
Mientras tanto, los consultores de economía asistencial brindan la experiencia técnica necesaria para convertir la financiación en acciones. Evalúan las necesidades, elaboran políticas y supervisan los programas para garantizar que las inversiones produzcan resultados reales sobre el terreno. Al adaptar las soluciones a los contextos locales (por ejemplo, ayudando a establecer guarderías comunitarias o desarrollando estándares para el cuidado de personas mayores de calidad), los consultores cierran la brecha entre los planes y los resultados.
Estudio de caso: la experiencia de Aninver en el cuidado de personas mayores en Bolivia
Un proyecto reciente en Bolivia ilustra cómo las inversiones específicas en la economía del cuidado pueden conducir a mejoras significativas. En 2024, Aninver Development Partners, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), llevó a cabo una evaluación nacional de los servicios de cuidado a largo plazo de personas mayores en Bolivia. Durante cinco meses, el equipo de Aninver visitó 72 centros de atención en todo el país para evaluar todos los aspectos de la prestación de servicios a los adultos mayores. Los consultores examinaron todo, desde la calidad de la atención y los niveles de personal hasta los procesos administrativos y la participación de las familias, y obtuvieron una imagen detallada de las fortalezas y debilidades del sistema.
Basándose en estos hallazgos, Aninver presentó al gobierno boliviano recomendaciones para fortalecer su modelo de cuidado a largo plazo para las personas mayores. Entre las propuestas clave figuraban mejorar la capacitación de los trabajadores asistenciales, mejorar los estándares de los centros y desarrollar opciones de atención basadas en la comunidad (como programas diurnos y apoyo a domicilio) para complementar los centros residenciales existentes. Este proyecto demostró cómo una intervención enfocada en la economía del cuidado puede guiar a los responsables políticos hacia reformas efectivas. También destacó el valor de los análisis y los datos de expertos: con los conocimientos correctos, incluso un sistema de atención con recursos limitados puede formular planes concretos para mejorar los servicios y defender la dignidad de sus personas mayores.
Conclusión
Dar prioridad a la economía del cuidado ofrece un camino hacia un crecimiento y un bienestar social más inclusivos. Tratar el trabajo asistencial como una infraestructura esencial permite una mayor participación de la fuerza laboral, promueve la igualdad de género y garantiza que las personas más vulnerables reciban el apoyo que necesitan. Para los donantes, cada dólar invertido en el cuidado de niños, el cuidado de personas mayores o la formación de cuidadores crea un efecto dominó en las comunidades. Para los consultores de economía del cuidado, este sector representa una oportunidad para innovar e impulsar el cambio.
En última instancia, construir un mundo que realmente valore la prestación de cuidados generará economías más resilientes y sociedades más equitativas. A medida que aumenta la conciencia mundial sobre la importancia del trabajo asistencial, ha llegado el momento de convertir esa conciencia en acciones concretas.