Nuestras Opiniones
Ante el cambio de paradigma en la movilidad urbana: ¿qué pueden hacer las ciudades?
Un nuevo contexto
La movilidad en las ciudades está cambiando rápidamente. El auge de las megaciudades y el crecimiento relevante de las ciudades medianas en las economías emergentes crean múltiples problemas para los administradores públicos locales. La población urbana representa el 54% de la población mundial en la actualidad, pero las previsiones apuntan a que esta proporción aumentará hasta el 63% en 2040 (hoy en día, el 68% de la población de Europa vive en ciudades). Como se ilustra en la siguiente figura, esta previsión implica que 1.800 millones más de almas vivirán en las ciudades.
Sin embargo, la urbanización no es la única tendencia que afecta a la movilidad urbana. Los avances tecnológicos de nuestra era están fomentando la creación de sistemas de transporte completamente nuevos. Lo que es aún más relevante en las ciudades de las economías emergentes es que cada día aparecen nuevos modelos de negocio, como los sistemas de taxis, viajes compartidos o vehículos, motocicletas y bicicletas. Solo en Nairobi hay más de ocho opciones similares a las de Uber (incluida Uber, por supuesto).
Las nuevas tecnologías (vehículos limpios, conducción autónoma, macrodatos, Internet de las cosas, etc.) están allanando el camino para nuevos avances en la movilidad urbana. Al mismo tiempo, nuestras sociedades y empresas también avanzan con rapidez: los milenials están adquiriendo un papel más relevante en la sociedad y los nuevos modelos de negocio son sectores en auge (por ejemplo, las estrategias de escasez de activos, como las que aplican Facebook, Airbnb o Uber).
Los sistemas de transporte existentes se están adaptando a todos estos nuevos cambios, y la sostenibilidad, la conectividad y la multimodalidad están ganando relevancia. Mejorar el uso de la infraestructura de transporte existente fuera de las horas punta (por ejemplo, mediante una gestión activa de la demanda) es un buen ejemplo de cómo los planificadores y operadores de los sistemas existentes intentan maximizar sus activos.
La nueva movilidad urbana
Todos estos cambios agrupados indican que se está produciendo un cambio de paradigma en la movilidad urbana. El cambio tiene un factor principal: los habitantes de nuestras ciudades están pasando de «poseer» cada vez más vehículos privados a «usarlos» de maneras más diferentes. La oferta de opciones de movilidad se está volviendo muy sofisticada, y esto está ocurriendo en todas las ciudades del planeta (y muy especialmente en las megaciudades de las economías emergentes). Partiendo de un escenario en el que las opciones de transporte público son limitadas y el predominio del automóvil privado, estamos viendo surgir una serie de opciones para moverse en muchas ciudades:
- Los sistemas de bicicletas compartidas y, en general, más carriles bici dan un nuevo papel a las bicicletas
- Sistemas para compartir vehículos
- Aplicaciones para buscar taxis (tipo Uber)
- Aplicaciones para compartir viajes de diferentes tipos de vehículos
- Muchos otros tipos de aplicaciones para mejorar la movilidad urbana, como las aplicaciones de movilidad integrada (aplicaciones que nos ayudan a combinar diferentes medios de transporte e indicar el mejor itinerario) o las aplicaciones de estacionamiento inteligente (que nos ayudan a estacionar nuestros automóviles de manera más eficiente)
El usuario de todos estos nuevos sistemas puede seguir siendo propietario de su propio automóvil o no tener ningún automóvil. Incluso los propietarios de automóviles privados se están volviendo más multimodales y deciden dejar sus automóviles estacionados para usar otras de las nuevas opciones en función de los viajes.
Lo que está claro es que en este nuevo entorno, los gobiernos locales deben desempeñar un papel más relevante y deberán coordinar el diálogo y las discusiones entre los sistemas competidores, planificar el crecimiento de nuestras ciudades y, al mismo tiempo, planificar su movilidad, regular el uso de los diferentes sistemas de transporte, especialmente cuando la infraestructura pública se vea afectada (por ejemplo, sistemas de bicicletas compartidas sin muelle, estacionamiento de vehículos con sistemas de uso compartido, carga de vehículos eléctricos, etc.) y promover algunos usos frente a otros basados en la estrategia de movilidad definida para sus ciudades.
Implicaciones para la infraestructura urbana
Este cambio de paradigma, como muestra la figura siguiente, es una gran oportunidad para que los administradores públicos locales configuren ciudades más modernas con sistemas de transporte multimodales, integrados y sostenibles.
El impacto de este cambio será diferente según el tipo de ciudad. Para las ciudades maduras, con buenos sistemas de transporte público, los impactos serán más limitados. Sin embargo, en las ciudades en las que predomina más el vehículo privado, especialmente si la densidad de población es alta, los impactos del cambio pueden ser enormes y la complejidad de las nuevas situaciones es casi inmanejable para las administraciones locales.
La buena noticia para las ciudades de rápido crecimiento en las economías emergentes es que existen herramientas y soluciones, pero se necesitan nuevos comportamientos, más colaborativos y abiertos a la innovación. Desde la integración de los nuevos sistemas de transporte en la infraestructura pública (aparcamientos, transporte público) hasta la optimización del uso de la infraestructura existente (por ejemplo, mediante la gestión activa de la demanda mediante tecnología y aplicaciones móviles), los gestores de movilidad de los gobiernos locales y regionales deben trabajar con una gama completamente nueva de soluciones. Como parte de esta gama, es crucial hacer un mejor uso de los datos y la información. Compartir datos abiertos y desarrollar herramientas basadas en esos datos se convertirá en la normalidad para muchas ciudades. Garantizar la cooperación entre los diferentes medios, fomentar las tecnologías limpias y reducir el número de automóviles privados en las calles, dando más relevancia a los peatones y las bicicletas, representan algunos de los pasos hacia este nuevo escenario.
¿Qué pueden hacer las ciudades?
Por último, y para traducir las ideas de este artículo en posibles acciones, ¿qué pueden hacer las ciudades y sus responsables de movilidad?
- Comience con un plan estratégico para la movilidad: establezca objetivos claros en un horizonte temporal definido, una visión, objetivos e iniciativas específicas
- Planifique una nueva infraestructura urbana para lograr esta visión
- Analice las oportunidades de mejora en la infraestructura urbana existente
- Defina asociaciones público-privadas en relación con la movilidad urbana, incluso en campos más innovadores, con empresas de aplicaciones de movilidad, telecomunicaciones o TI
- Genere datos abiertos, estáticos y en tiempo real para su uso por parte de terceros
- Diálogo abierto con los proveedores de nuevos sistemas de transporte, para comprender sus necesidades y crear proyectos piloto
- Desarrolle una infraestructura inteligente basada en sensores: semáforos, farolas, autobuses o carriles específicos, etc
- Mantén actualizada la información sobre los nuevos operadores de sistemas de transporte de la ciudad
El cambio de paradigma está aquí y se está produciendo rápidamente. Los funcionarios públicos locales deben reconocer esta nueva realidad y reaccionar de manera integrada y bien estructurada.