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Diseñe un programa nacional de economía creativa
Los gobiernos de todo el mundo reconocen que la economía creativa es un motor dinámico de crecimiento e innovación. Las industrias creativas —que abarcan el arte, la música, el cine, el diseño, los medios de comunicación, la moda, la artesanía, los contenidos digitales, los juegos, la arquitectura y otros sectores culturales— no solo generan empleos e ingresos, sino que también enriquecen la identidad nacional y la cohesión social. Sin embargo, aprovechar todo el potencial de este sector requiere algo más que proyectos dispersos o actividades informales; exige un enfoque programático nacional coordinado e impulsado por políticas.
Este artículo aboga por un enfoque estratégico para desarrollar un programa nacional de economía creativa. Proporciona una definición concisa de la economía creativa y describe por qué merece un lugar destacado en las agendas nacionales de desarrollo. Se discuten los pasos clave para diseñar un programa de este tipo, basándose en las experiencias de estudios de casos recientes en Sierra Leona y Ruanda. Por último, el artículo ofrece recomendaciones políticas y consideraciones prácticas para los gobiernos y los donantes internacionales que buscan fomentar una economía creativa próspera.
La economía creativa: definición y alcance
En términos generales, la economía creativa abarca toda la gama de actividades económicas basadas en la creatividad, el conocimiento y la propiedad intelectual. Incluye el patrimonio cultural y las artes (como la artesanía tradicional, las artes visuales, la música, el teatro y la literatura), así como los sectores de los medios de comunicación y el diseño (cine y televisión, edición, publicidad, arquitectura, moda y diseño gráfico) y las industrias de contenido digital (juegos, animación, software y otros contenidos creativos en línea). Estas industrias comparten un enfoque común en la creación y la monetización de contenido, experiencias e innovaciones creativas. Van desde artistas individuales y organizaciones culturales sin fines de lucro hasta nuevas empresas creativas y empresas de entretenimiento, que contribuyen colectivamente a la producción económica y, al mismo tiempo, dan forma a la narrativa cultural de un país.
Por qué la economía creativa es importante para el desarrollo
La incorporación de la economía creativa en las agendas nacionales de desarrollo trae beneficios tanto económicos como sociales. Desde el punto de vista económico, las industrias creativas son sectores importantes y de rápido crecimiento en muchos países. A nivel mundial, la economía creativa genera unos ingresos anuales del orden de 2 billones de dólares y sustenta decenas de millones de puestos de trabajo. En los países donde están bien desarrolladas, las industrias creativas suelen aportar entre el 2% y el 7% del PIB, y las proyecciones mundiales sugieren que el sector podría alcanzar alrededor del 10% del PIB mundial en 2030. Esto representa una gran oportunidad para la diversificación económica. Para los países en desarrollo que buscan nuevos motores de crecimiento más allá de las industrias tradicionales, la economía creativa ofrece una nueva vía para obtener ingresos de exportación, emprender y crecer impulsado por la innovación. Los productos creativos (desde las películas y la música hasta la moda y el software) pueden llegar a los mercados internacionales con mayor facilidad en la era digital, lo que permite que incluso las pequeñas empresas creativas aprovechen la demanda mundial. Además, los estudios han demostrado que el sector creativo tiene un fuerte efecto multiplicador en la economía en general: cada dólar gastado en industrias creativas puede estimular una actividad económica adicional en áreas como el turismo, la fabricación y las telecomunicaciones a través de enlaces descendentes.
Igualmente importantes son los beneficios sociales e inclusivos para el desarrollo que se derivan de invertir en la economía creativa. Los jóvenes y las mujeres, grupos que se enfrentan a un alto nivel de desempleo en muchos países, suelen tener acceso a empleos en la industria creativa. Dado que el trabajo creativo premia el talento y la originalidad, puede ofrecer puntos de entrada para jóvenes emprendedores, empresas dirigidas por mujeres y pequeñas empresas emergentes, incluso en comunidades con un capital modesto. Al formalizar y apoyar estas actividades, los gobiernos pueden lograr que más mujeres y jóvenes accedan a empleos remunerados y fomentar las pequeñas y medianas empresas locales. El sector también desempeña un papel único en la preservación del patrimonio cultural y el fortalecimiento de la cohesión social: apoyar a los artesanos, cineastas, músicos y otros creadores ayuda a celebrar la cultura, los idiomas y las tradiciones locales. En las sociedades que salen de un conflicto o están en transición, los proyectos creativos —desde programas artísticos comunitarios hasta festivales culturales— pueden fomentar la unidad y dar a los jóvenes una salida positiva. En resumen, una economía creativa próspera no solo contribuye al crecimiento económico, sino que también promueve un desarrollo inclusivo y sostenible al empoderar a las voces diversas y reforzar un sentido de identidad y orgullo.
Al mismo tiempo, muchos países aún no han capitalizado plenamente la economía creativa debido a desafíos como las operaciones informales, la financiación limitada, la falta de datos y el débil apoyo político. Por eso es fundamental contar con un programa nacional deliberado: con las políticas e inversiones adecuadas, los gobiernos y sus socios para el desarrollo pueden transformar el sector creativo para que deje de ser un potencial desaprovechado y se convierta en un sólido pilar del desarrollo.
Pasos clave para diseñar un programa nacional de economía creativa
Diseñar un programa nacional para la economía creativa requiere una planificación cuidadosa y un enfoque multifacético. Los siguientes pasos y componentes clave son esenciales:
- Realice una evaluación diagnóstica: comience con un mapeo exhaustivo de las industrias creativas del país y un diagnóstico del sector basado en la evidencia. Esto implica recopilar datos (tanto cuantitativos como cualitativos) sobre el alcance actual de las actividades económicas creativas, su contribución al empleo y al PIB, y las principales limitaciones a las que se enfrentan. En muchos países en desarrollo, las estadísticas oficiales sobre las industrias culturales y creativas son escasas, por lo que este paso puede incluir encuestas de campo, entrevistas con las partes interesadas y estudios de casos para recopilar información que no está en las bases de datos nacionales. El diagnóstico debe definir qué constituye la «economía creativa» en el contexto local e identificar los subsectores más destacados (por ejemplo, la música, el cine, la moda, la artesanía, etc.). Fundamentalmente, debe identificar las barreras que obstaculizan el crecimiento (como la falta de financiación, la infraestructura inadecuada, las brechas de habilidades o los obstáculos regulatorios) y proporcionar una comprensión básica que sirva de base para la estrategia. (En Sierra Leona, por ejemplo, un diagnóstico de la economía creativa respaldado por el Banco Mundial fue el primer esfuerzo por mapear el sector y reveló importantes desafíos relacionados con la escasez de datos, las operaciones informales y el apoyo limitado a los emprendedores creativos).
- Involucrar a las partes interesadas y construir una visión: Un programa de economía creativa exitoso debe basarse en los conocimientos y la aceptación de una amplia gama de partes interesadas. Al principio del proceso de diseño, convoque consultas y grupos focales con artistas, creadores, organizaciones culturales, actores del sector privado (como empresas e inversores creativos), agencias gubernamentales pertinentes y la sociedad civil. Este enfoque participativo tiene múltiples propósitos: reúne perspectivas sobre el terreno sobre las necesidades y las oportunidades, construye una visión compartida para el futuro del sector y fomenta un sentido de propiedad entre las partes interesadas. Los creadores y los profesionales del sector pueden destacar los obstáculos prácticos (como la censura, la falta de sedes o la piratería) y proponer ideas, mientras que los funcionarios públicos pueden alinear el programa con las prioridades nacionales. La participación amplia también ayuda a mapear el ecosistema existente, identificando las ONG activas, los proyectos de donantes o los centros creativos que el programa puede aprovechar. En última instancia, este paso garantiza que la estrategia del programa cuente con información local y sea inclusiva. (Por ejemplo, durante el diseño del programa de economía creativa de Ruanda, se celebraron debates intensivos en grupos focales con personas de todo el mundo, desde cineastas y diseñadores hasta banqueros y educadores, que arrojaron ideas y entusiasmo invaluables por el incipiente programa).
- Identifique los sectores e intervenciones prioritarios: La economía creativa es amplia, por lo que un programa nacional debe priorizar las áreas con el mayor impacto potencial o viabilidad en el contexto local. Basándose en las pruebas diagnósticas y las aportaciones de las partes interesadas, los responsables políticos pueden seleccionar algunas industrias creativas prioritarias en las que centrarse (por ejemplo, la música y el cine pueden ser las principales prioridades en un país, y la artesanía y el diseño en otro). Para cada área prioritaria, identifique las intervenciones clave necesarias para catalizar el crecimiento. Estas podrían incluir invertir en el desarrollo del talento (por ejemplo, academias de música o escuelas de cine), mejorar las cadenas de valor y el acceso a los mercados (por ejemplo, el apoyo a las redes de distribución, la promoción de las exportaciones de artesanía o los mercados digitales de contenido local) y abordar los obstáculos específicos en ese subsector. También es útil elegir una iniciativa emblemática o un proyecto de «éxito rápido» en un sector prioritario para demostrar su éxito desde el principio. Si bien se centra en unos pocos sectores, el programa debe seguir incluyendo intervenciones transversales que beneficien al sector creativo en su conjunto, por ejemplo, la formación de emprendedores, los planes de subvenciones o las plataformas de creación de redes abiertas a todos los campos creativos. Un conjunto claro de prioridades estratégicas guiará la asignación de recursos y la secuencia de actividades del programa.
- Establezca marcos políticos e institucionales de apoyo: cualquier programa nacional debe funcionar dentro del entorno político más amplio (o ayudar a reformarlo). Los gobiernos deben revisar y fortalecer las políticas, leyes e instituciones que afectan a la economía creativa. Esto podría implicar actualizar las leyes de propiedad intelectual y hacerlas cumplir para proteger a los creadores, ajustar las regulaciones que obstaculizan las empresas creativas (como las engorrosas normas de concesión de licencias o censura) e introducir incentivos como exenciones fiscales para las empresas creativas o cuotas de contenido local en los medios de comunicación. También es crucial determinar el liderazgo institucional del programa: decidir qué ministerio o agencia coordinará la agenda de la economía creativa (por ejemplo, un Ministerio de Cultura, Comercio o una nueva agencia de economía creativa) y cómo colaborarán los diferentes ministerios (educación, comunicaciones, turismo, etc.). Un comité interministerial o un grupo de trabajo especializado pueden ayudar a alinear los esfuerzos. Crear un marco institucional también puede implicar establecer instituciones públicas para apoyar al sector (por ejemplo, un consejo nacional de las artes, una comisión cinematográfica o una unidad de gestión de fondos para el desarrollo de la industria creativa). Una gobernanza clara y unas señales políticas firmes por parte del gobierno constituirán la base de todas las iniciativas del programa. (En el caso de Sierra Leona, el diagnóstico recomendaba reformas legales y políticas específicas y destacaba la necesidad de contar con un gobierno que promoviera el desarrollo de una economía creativa en el futuro).
- Financiamiento y asociaciones seguras: el desarrollo de la economía creativa requiere inversiones, tanto públicas como privadas. Los gobiernos deberían explorar mecanismos de financiación para apoyar las empresas creativas, como los fondos dedicados a la economía creativa, los programas de subvenciones, las líneas de crédito o los esquemas de garantía para las pymes creativas y la financiación inicial para las empresas emergentes. Involucrar a los donantes internacionales y a los bancos de desarrollo puede ser muy eficaz: pueden conceder subvenciones o préstamos en condiciones favorables para capitalizar un fondo para industrias creativas o financiar los componentes de asistencia técnica del programa. El sector privado es otro socio clave; se puede incentivar a los bancos y a los inversores de impacto para que inviertan en empresas creativas (por ejemplo, mediante acuerdos públicos de cofinanciación o reparto de riesgos), y las empresas establecidas en el sector de los medios de comunicación o la tecnología pueden contribuir mediante patrocinios y programas de riesgo. Las asociaciones público-privadas (APP) son particularmente relevantes para construir infraestructuras creativas; por ejemplo, una APP podría desarrollar un centro de producción multimedia, una sala de espectáculos o un espacio de trabajo conjunto para artistas. Al diseñar el programa, cree un plan de financiación que combine las asignaciones presupuestarias del gobierno con el apoyo de los donantes y la inversión privada. Este enfoque de financiación de múltiples fuentes garantiza la sostenibilidad y demuestra un amplio compromiso. (El diseño del programa de Ruanda, por ejemplo, propuso un fondo de economía creativa que combinara recursos públicos y privados, así como modelos de coinversión para centros y estudios creativos a través de asociaciones público-privadas).
- Implementar, monitorear y adaptar: Con una estrategia formulada, el programa pasa a la implementación. Es aconsejable comenzar con proyectos piloto o con la implementación gradual de iniciativas para probar los enfoques y aprender de los esfuerzos iniciales. Con frecuencia, será necesario que las instituciones y el personal que implementen el programa desarrollen capacidades; por ejemplo, capacitando a los funcionarios gubernamentales sobre la dinámica de la industria creativa o mejorando la capacidad de los bancos locales para evaluar las propuestas empresariales creativas. Igualmente importante es establecer un marco de seguimiento y evaluación (M&E) desde el principio. Defina indicadores claros del éxito, como el número de puestos de trabajo creados en las industrias creativas, el crecimiento de los ingresos o las exportaciones de los sectores creativos, el número de artistas o pymes apoyados, etc., y haga un seguimiento anual de los avances en relación con los objetivos. El monitoreo regular permite a los responsables políticos ver qué funciona y qué no, y rendir cuentas ante las partes interesadas. El programa debe incluir mecanismos de retroalimentación y aprendizaje, de modo que pueda adaptarse con el tiempo, refinando las intervenciones, ampliando los componentes exitosos o recalibrando los esfuerzos si ciertas estrategias no son suficientes. La flexibilidad y la mejora continua ayudarán al programa nacional a mantener su relevancia ante la rápida evolución de las tendencias y tecnologías creativas.
Casos prácticos de Aninver: Sierra Leona y Ruanda
Sierra Leona: diagnóstico y kit de herramientas sobre la economía creativa: Sierra Leona ofrece un excelente ejemplo de cómo un país puede poner en marcha una agenda de economía creativa mediante un estudio de diagnóstico. En 2025, con el apoyo del Banco Mundial, Aninver ayudó a Sierra Leona a llevar a cabo su primer diagnóstico exhaustivo de la economía creativa para trazar un mapa de las industrias culturales y creativas del país y recomendar el camino a seguir. Esta evaluación de seis meses identificó los principales sectores creativos del país —desde la música y el cine hasta los medios digitales y la artesanía— y descubrió los principales obstáculos que frenan su crecimiento. Los resultados pusieron de relieve desafíos como el acceso limitado a la financiación, la insuficiencia de espacios e infraestructuras creativos, las brechas en la formación profesional y el débil apoyo regulatorio e institucional a los emprendedores creativos. En particular, el estudio hizo hincapié en la necesidad de apoyar mejor a los jóvenes y las mujeres del país, que constituyen una gran parte de los trabajadores creativos, pero que a menudo trabajan de manera informal. Tras un extenso trabajo de campo y consultas con las partes interesadas en Freetown y otras regiones, el diagnóstico recopiló información básica: músicos, diseñadores de moda, artistas y creadores de contenido participaron en talleres para compartir sus experiencias y necesidades. El resultado fue un informe de diagnóstico detallado que proporcionó una base empírica para la adopción de medidas políticas, incluidas recomendaciones para realizar reformas legales (como el fortalecimiento de los derechos de propiedad intelectual y el establecimiento de un consejo nacional de las artes), inversiones específicas en subsectores prioritarios y programas de creación de capacidad para pequeñas empresas creativas. El proyecto también produjo un conjunto de herramientas prácticas o una nota de orientación para que otros países de bajos ingresos puedan replicar la metodología de cartografiar y analizar la economía creativa, incluso con datos escasos. El caso de Sierra Leona subraya la importancia de partir de una base sólida de conocimientos y de la participación de las partes interesadas. El proceso de diagnóstico no solo dio al gobierno y a los donantes una imagen más clara del potencial de la economía creativa (y su relación con la creación de empleo para los jóvenes y la preservación de la cultura), sino que también generó un impulso entre las partes interesadas locales para organizarse y abogar por el sector creativo. Esto sienta las bases para que el gobierno y sus socios diseñen programas de seguimiento, como planes de financiación o proyectos de incubadoras, basándose en las recomendaciones del diagnóstico.
Ruanda: estudio de viabilidad y diseño de programas: la experiencia de Ruanda demuestra cómo pasar del diagnóstico a un programa nacional completo. Entre 2024 y 2025, Aninver ayudó al Gobierno de Ruanda, con el apoyo del Banco Africano de Desarrollo (AfDB), a encargar un estudio de viabilidad para diseñar un programa de desarrollo de la industria creativa. Basándose en investigaciones anteriores, esta tarea profundizó en el sector creativo de Ruanda y, a continuación, elaboró un plan programático detallado con múltiples componentes. El estudio sobre Ruanda confirmó la existencia de importantes oportunidades en sectores como el cine, la música, la moda, las artes visuales y los medios digitales, pero también señaló las carencias, por ejemplo, la necesidad de profesionales más cualificados, instalaciones de producción modernas, un mejor acceso a la financiación y una mayor coordinación de las políticas. En respuesta, el diseño del programa describió cuatro pilares principales de intervención: (1) el desarrollo del capital humano: ampliar la educación, los programas de formación y las incubadoras en artes creativas (aprovechar las iniciativas existentes, como «Art Rwanda Ubuhanzi», para capacitar a jóvenes artistas y vincularlos a los mercados); (2) Infraestructura: desarrollar centros creativos y espacios físicos para la producción y la actuación, potencialmente a través de asociaciones público-privadas, y mejorar la infraestructura digital para los creadores de contenido; (3) Apoyo financiero: establecer un un Fondo de Economía Creativa y otros instrumentos de financiación dedicados a conceder subvenciones, préstamos o capital a nuevas empresas creativas y a atraer a los inversores para que «atraigan» capital privado; y (4) un entorno propicio y un marco institucional: fortalecer las políticas (por ejemplo, revisar la aplicación de la propiedad intelectual y los derechos de los artistas), prestar asistencia técnica a las empresas creativas y establecer las estructuras de gobierno necesarias para implementar el programa. Una serie de talleres para las partes interesadas en Kigali garantizó que los creativos locales, los líderes de la industria y los funcionarios contribuyeran a dar forma a estos componentes. El plan programático resultante incluyó un cálculo detallado de los costos, una hoja de ruta de implementación y un plan de monitoreo y evaluación para rastrear el impacto. El caso de Ruanda ilustra el valor de un programa holístico y bien estructurado: en lugar de proyectos aislados, prevé un esfuerzo coordinado en el que las mejoras en las habilidades, la infraestructura, las finanzas y las políticas se complementen entre sí. También demuestra la importancia de la asociación entre el gobierno y un donante internacional —el Banco Africano de Desarrollo en este caso— para proporcionar los recursos y la experiencia técnica necesarios para diseñar un programa viable. Con esta hoja de ruta en la mano, Ruanda está en condiciones de movilizar fondos y lanzar iniciativas que podrían convertir su economía creativa en un motor de empleo, innovación y vitalidad cultural en los próximos años.
Recomendaciones políticas y consideraciones prácticas
Basándose en las ideas anteriores, estas son las principales recomendaciones y consideraciones para los gobiernos y los donantes a la hora de diseñar e implementar programas nacionales de economía creativa:
- Compromiso y coordinación de alto nivel: garantizar el apoyo político al más alto nivel para dar prioridad a la economía creativa en los planes nacionales de desarrollo. Los gobiernos deben designar un líder institucional claro (por ejemplo, un ministerio o un grupo de trabajo sobre economía creativa) para coordinar los numerosos sectores involucrados. Esto garantiza que los esfuerzos estén unificados bajo una visión común y no aislados. Una agencia especializada o un comité interministerial pueden supervisar la estrategia, facilitar la colaboración intersectorial y mantener los objetivos de la economía creativa en la agenda política.
- Participación inclusiva de las partes interesadas: involucre a profesionales y comunidades creativas en cada etapa del programa, desde la planificación y la gobernanza hasta la implementación. Las consultas periódicas con asociaciones de artistas, líderes culturales, grupos de jóvenes y representantes del sector privado mantendrán el programa centrado en las necesidades reales. También ayuda a fomentar la confianza y la responsabilidad. Debe prestarse especial atención a incluir a las mujeres, los jóvenes creadores y los grupos marginados en la toma de decisiones y en los objetivos de los beneficiarios, a fin de garantizar que el programa impulse un crecimiento inclusivo.
- Desarrollo de habilidades y educación: invierta en desarrollar el capital humano que requiere la economía creativa. Esto significa integrar las artes creativas y las habilidades digitales en los planes de estudio educativos, apoyar los programas de formación profesional para oficios creativos (por ejemplo, el diseño, la producción musical, la cinematografía, el desarrollo de juegos) y fomentar el talento mediante la tutoría y la incubación. Los gobiernos pueden establecer o ampliar centros de formación en la industria creativa, mientras que los donantes pueden financiar becas, residencias de artistas o intercambios. Vincular los programas de capacitación a las necesidades del mercado (por ejemplo, capacitar a músicos en ingeniería de sonido cuando están surgiendo estudios, o enseñando habilidades de diseño vinculadas a las industrias artesanales locales) maximizará los resultados de inserción laboral y emprendimiento.
- Acceso a la financiación para los creativos: abordar la brecha de financiación que a menudo ahoga a los emprendedores creativos. Los mecanismos de financiación innovadores podrían incluir un fondo para las industrias creativas respaldado por el sector público que conceda subvenciones o capital inicial a artistas y empresas emergentes, sistemas de garantía de préstamos para alentar a los bancos a conceder préstamos a empresas creativas, y concursos de premios o programas de subvenciones equivalentes para estimular nuevos proyectos. Los gobiernos deberían trabajar con los bancos y los inversores para mejorar la comprensión de los modelos empresariales de la industria creativa a fin de que pueda fluir más financiación privada. Los socios para el desarrollo pueden desempeñar un papel cofinanciando programas de subvenciones u ofreciendo líneas de crédito para el sector creativo. Garantizar que las empresas propiedad de mujeres y dirigidas por jóvenes puedan acceder a estos fondos (a través de productos de divulgación y personalizados) es vital para la inclusión.
- Infraestructura y espacio para la creatividad: planifique la infraestructura física y digital que necesitan las comunidades creativas. Esto podría implicar la construcción o renovación de centros culturales, estudios, salas de espectáculos, espacios de trabajo conjunto y centros de innovación donde los creadores puedan colaborar y acceder a los equipos. Las asociaciones público-privadas son una herramienta valiosa en este sentido: por ejemplo, una ciudad podría asociarse con inversores privados para desarrollar un centro creativo multipropósito o un complejo de estudios cinematográficos, en el que el gobierno proporcionaría terrenos o incentivos y el sector privado proporcionaría capital y gestión. Al mismo tiempo, es fundamental ampliar la infraestructura digital (conectividad de banda ancha, centros de TIC), ya que muchas actividades creativas ahora dependen de la producción y la distribución en línea. Los donantes y las subvenciones gubernamentales pueden financiar infraestructuras «sólidas» y, al mismo tiempo, garantizar la sostenibilidad al involucrar a la comunidad creativa en la gestión de estos espacios.
- Entorno normativo y legal propicio: revisar y reformar las políticas para crear un entorno propicio para las empresas creativas. Esto incluye reforzar las leyes de propiedad intelectual y su cumplimiento para proteger los derechos de autor y fomentar la creación de contenido, simplificar el registro de empresas o la tributación para los empresarios de la industria creativa (por ejemplo, adoptar incentivos fiscales o reducir los derechos de licencia para las nuevas empresas creativas) y desarrollar políticas culturales que apoyen el contenido local. Los gobiernos también deberían considerar la posibilidad de introducir innovaciones regulatorias, como las cuotas de la industria creativa en la radiodifusión o las políticas de adquisición que favorezcan los productos creativos (como la contratación de obras de arte locales para edificios públicos). Un marco político claro y de apoyo da a los creativos la confianza de que su trabajo es valioso y puede ser rentable, y es una señal para los inversores de que se toma en serio el sector.
- Alianzas y desarrollo del mercado: aproveche las asociaciones para ampliar el alcance del programa. A nivel internacional, colabore con organizaciones como la UNESCO, la OMPI o los bancos regionales de desarrollo que tienen iniciativas de economía creativa; pueden ofrecer experiencia, redes y, a veces, financiación. Fomente los vínculos con plataformas y empresas creativas mundiales (por ejemplo, invitando a los servicios de streaming, a las discográficas o a las marcas de moda de todo el mundo a asesorar al talento local o a presentar contenido local). A nivel regional, colabora con los países vecinos en iniciativas como los programas de intercambio cultural o la comercialización conjunta de productos creativos (un mercado cinematográfico o una feria de arte regional pueden aumentar la visibilidad). A nivel local, fomente las asociaciones entre personas creativas y otras industrias, como el turismo (para empaquetar experiencias culturales) o las empresas de tecnología (para desarrollar soluciones tecnológicas creativas). Los donantes pueden facilitar estas conexiones apoyando ferias comerciales, festivales y eventos de creación de redes que vinculen a los creadores locales con mercados más amplios.
- Monitoreo, evaluación y aprendizaje: implemente prácticas sólidas de seguimiento y evaluación para rastrear el impacto del programa de economía creativa. Desde el principio, defina los indicadores clave de rendimiento (KPI), por ejemplo, el número de empleos creados en las industrias creativas, el aumento de la contribución del sector al PIB, el volumen de productos creativos exportados, la participación de mujeres y jóvenes, etc. Recopile datos con regularidad y analice qué es lo que funciona. Esta evidencia debe usarse para fundamentar los ajustes políticos y demostrar el valor del programa para los líderes políticos y los financiadores. Crear una cultura de datos en torno a la economía creativa también tiene un beneficio más amplio: crea conciencia sobre la importancia económica del sector. Los gobiernos podrían considerar la posibilidad de trabajar con las oficinas nacionales de estadística para mejorar la medición de las industrias culturales y creativas en los datos oficiales. Los donantes pueden apoyar este objetivo financiando estudios u observatorios para seguir generando conocimiento sobre la economía creativa a largo plazo.
- Hacia un desarrollo creativo sostenible: En última instancia, el diseño de un programa nacional en la economía creativa consiste en integrar la creatividad en el tejido de la planificación del desarrollo. Para los gobiernos, significa tratar a los artistas, emprendedores culturales y creadores como actores clave del crecimiento económico y el progreso social. Para los donantes y los socios internacionales, significa reconocer a las industrias creativas como un sector de desarrollo serio que merece inversión y apoyo. Con una estrategia clara, asociaciones sólidas y un enfoque inclusivo, un programa nacional de economía creativa puede impulsar el talento y la innovación a gran escala. Las experiencias de Sierra Leona y Ruanda muestran que, con el diagnóstico, el marco político y el compromiso correctos, incluso los países que parten de un sector creativo incipiente pueden trazar el camino hacia una economía creativa vibrante. Al apoyar sistemáticamente la creatividad —mediante la educación, la infraestructura, la financiación y las políticas propicias—, las naciones pueden diversificar sus economías, crear empleos para el futuro y empoderar a las comunidades para que cuenten sus propias historias y construyan su capital cultural. Esto no solo contribuye a la prosperidad económica, sino que también fomenta el tipo de sociedad en la que la expresión creativa y la riqueza cultural son parte de la base del desarrollo sostenible.